LOS RITOS, CREENCIAS Y RELIGIÓN POPULAR
Frente a una cultura tan amplia, heterogénea y con tanta historia como lo es la fundadora de la imponente ciudad de Chichén-Itzá (Patrimonio de la Humanidad reconocido por la Unesco), resulta difícil un acercamiento preciso hacia su cotidianidad, y más allá de eso, su forma de ver y percibir el mundo. Sin embargo, es posible abarcarla desde la generalidad gracias a innumerables compendios y recopilaciones que se perciben al día de hoy.
Los mayas mantenían un tipo de religión politeísta, la cual se basa en la adoración de diferentes dioses, que en este caso se dividen en dioses celestes y dioses de la tierra y del interior de la tierra. Dentro de los dioses celestes está el dios creador, Itzam Na, el dios supremo, que a su vez se presenta de diferentes maneras; también en esta misma categoría esta la diosa lunar, conocida como Ix Chel; y además destacan: Tohil y Chaac, ambos representados en la lluvia principalmente siendo símbolo de protección y fertilidad agrícola. Por otro lado, como dioses de la tierra y su interior, es importante hacer mención a Ek Chuah como el dios del centro del mundo, y en el inframundo, a Metnal y Xibalbá que se dedicaban a ponerle fin a la vida (Sotelo, 2002). Entonces, es notorio como los mayas representaban los aspectos de su vida como dioses, y así se les facilitaba el poder pedir ante una figura sus deseos, como también depositar sus dolencias.
Y es que para los mayas, la relación con los dioses era casi como un contrato sagrado, donde existía una constate reciprocidad de ayuda mutua, en la que el hombre recibe alimento y ayuda en su trabajo, y el dios espera a cambio un pago que la mayoría de las veces se daba a manera de sacrificio. Lo que nos lleva a la celebración de ritos que efectuaban los mayas para realizar estos sacrificios, y que requerían de una previa preparación que constaba principalmente de la continencia sexual, el ayuno o abstención de algunos alimentos, y en algunos casos la confesión (Thompson, 1975). Sobre esto, Nájera (2002) establece como espacio de los ritos (según su complejidad): si eran sencillos se celebraban en las montañas o el bosque, pero si requerían de mayor ostentosidad, se celebraban en recintos ceremoniales como templos, pirámides, patios o plazas; y respecto al tiempo dependía de la naturaleza y la razón para llevar a cabo dicho ritual. De esta forma, los mayas se encontraban con sus dioses, se podría decir que saldaban cuentas con ellos y demostraban su devoción. Además, también se presentaban competencias en deportes, espectáculos teatrales y danza.
Ahondando en los sacrificios que se perpetuaban en los ritos mayas, estos podían ser con ofrenda de la propia sangre, de víctimas animales o humanas, de productos u objetos inertes. Este primero era el más común, y se producía con cortes en diferentes partes del cuerpo; cuando se realizaba a la víctima se acostumbraba sacarle el corazón tras amarrarlos de pies y manos y, en cambio, entre las ofrendas vegetales, se entregaba copal, cacao, maíz y pepitas de calabaza (Thompson, 1975).
Además de las ceremonias con objetivos de ofrenda a los dioses, también estaban presentes los rituales calendáricos, en los que se celebraban fiestas colectivas encaminadas a venerar los ciclos naturales para las siembras y cosechas, como también los rituales de fertilidad, aspecto al que consideraban de vital importancia y detentora de una energía sagrada que perpetuaba su existencia (Nájera, 2002).
Por último, dentro de las creencias más importantes, reconocidas y marcadas de los mayas esta su concepción de la composición del mundo en la que primero, para los mayas prehispánicos, el universo estaba conformado por: el cielo, que a su vez se dividía en trece estratos; la tierra, vista de forma cuadrangular y el inframundo, repartido en nueve niveles; visión que se transformó tras la conquista, pues actualmente los mayas conciben a la tierra como el centro del universo, no circular, sino cuadrada y plana, que se sostiene por un cargador en cada una de sus esquinas (De la Garza, 2002).
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Nájera,
M. (2002). Rituales y hombres religiosos. En Bustos, G., et ál.
Enciclopedia Iberoamericana de Religiones: Religión Maya. (págs. 115-138).
Editorial Trotta,
S.A.https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/34107034/Religion_Maya_Mercedes_de_la_Garza_y_Marta_Ilia_Najera_Coronado_ed._1.pdf?1404384004=&response-content-disposition=inline%3B+filename%3DReligion_Maya_Mercedes_de_la_Garza_y_Mar.pdf&Expires=1604426017&Signature=MHLTBiW~E0KTiMMRQ3n8mn20keyfUx0KrB2KX0VntKJlTz2v~eSNOkUv~X-Y2~qKfXHUFAHYj4CFPH1P3PKFIHSRB8edS-pz11C-ZEfltLMzAIQ1kzM~j49YPoOw6jJ24Jx69HtbC1CLyNd9xg-Iixy6Yui-T09o-6v8QK-FKx0~2NJNpHcr1b99NWpZQz5jBw0W6yMO2BTS5P7jE8bcypC1jmN7NH-wUjEwtjoQ8ZqCnvpGb-Xx~3D9LzLVnXV3kNdrsI8dooEFPCRWAh9DGoWczjAqJFtaCHG6wHgFhk-nhMmFW24IqHH2K7dNdDJF108b5ZoMEE-3l7gTthbZ4Q__&Key-Pair-Id=APKAJLOHF5GGSLRBV4ZA
Sotelo, L. (2002). Los dioses: Energía en el espacio y
en el tiempo. En Bustos, G., et ál. Enciclopedia Iberoamericana de Religiones:
Religión Maya. (págs. 83-114). Editorial Trotta,
S.A.https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/34107034/Religion_Maya_Mercedes_de_la_Garza_y_Marta_Ilia_Najera_Coronado_ed._1.pdf?1404384004=&response-content-disposition=inline%3B+filename%3DReligion_Maya_Mercedes_de_la_Garza_y_Mar.pdf&Expires=1604426017&Signature=MHLTBiW~E0KTiMMRQ3n8mn20keyfUx0KrB2KX0VntKJlTz2v~eSNOkUv~X-Y2~qKfXHUFAHYj4CFPH1P3PKFIHSRB8edS-pz11C-ZEfltLMzAIQ1kzM~j49YPoOw6jJ24Jx69HtbC1CLyNd9xg-Iixy6Yui-T09o-6v8QK-FKx0~2NJNpHcr1b99NWpZQz5jBw0W6yMO2BTS5P7jE8bcypC1jmN7NH-wUjEwtjoQ8ZqCnvpGb-Xx~3D9LzLVnXV3kNdrsI8dooEFPCRWAh9DGoWczjAqJFtaCHG6wHgFhk-nhMmFW24IqHH2K7dNdDJF108b5ZoMEE-3l7gTthbZ4Q__&Key-Pair-Id=APKAJLOHF5GGSLRBV4ZA
De la Garza, M. (2002). Origen, estructura y
temporalidad del cosmos. En Bustos, G., et ál. Enciclopedia Iberoamericana de
Religiones: Religión Maya. (págs. 53-82). Editorial Trotta, S.A.https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/34107034/Religion_Maya_Mercedes_de_la_Garza_y_Marta_Ilia_Najera_Coronado_ed._1.pdf?1404384004=&response-content-disposition=inline%3B+filename%3DReligion_Maya_Mercedes_de_la_Garza_y_Mar.pdf&Expires=1604426017&Signature=MHLTBiW~E0KTiMMRQ3n8mn20keyfUx0KrB2KX0VntKJlTz2v~eSNOkUv~X-Y2~qKfXHUFAHYj4CFPH1P3PKFIHSRB8edS-pz11C-ZEfltLMzAIQ1kzM~j49YPoOw6jJ24Jx69HtbC1CLyNd9xg-Iixy6Yui-T09o-6v8QK-FKx0~2NJNpHcr1b99NWpZQz5jBw0W6yMO2BTS5P7jE8bcypC1jmN7NH-wUjEwtjoQ8ZqCnvpGb-Xx~3D9LzLVnXV3kNdrsI8dooEFPCRWAh9DGoWczjAqJFtaCHG6wHgFhk-nhMmFW24IqHH2K7dNdDJF108b5ZoMEE-3l7gTthbZ4Q__&Key-Pair-Id=APKAJLOHF5GGSLRBV4ZA
Thompson, J. (1975). Historia y Religión de los Mayas. Siglo
XXI editores, S.A. de E.V. p. 202-368. https://books.google.com.co/books?id=-KLhwKNiUNkC&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false